Luego de un largo fin de semana, varios cigarrillos y algunas reflexiones rondando por mi cabeza, me puse a escribir. Sobre cosas que nos pasan. Sobre situaciones que todas hemos atravesado. Sea este un espacio para tratar de tomar con humor y un poco de ironía algunas situaciones dolorosas. No se si podré evitar el tinte feminista, pero al menos lo intentaré. Que lo disfruten. Si les gusta recomiendelo a sus amigos/as, si no les gusta a sus enemigos/as.

14 ene 2010

Los cuentos de princesas y príncipes no tan valientes

Hoy en Facebook probé una aplicación nueva: "qué princesa sos?". Luego de responder una serie de preguntas, el resultado fue: sos Cenicienta. ¿? Ah! menos mal, esto ha despejado todas mis dudas existenciales.
Gracias a esto, y mientras hacía las compras en el super, me puse a pensar... qué tema este de las princesas y los príncipes azules.
Recordé los cuentos de la infancia. Me vinieron a la memoria algunos cumpleaños en las casas de mis amiguitas, cuando con el proyector nos pasaban las peliculas de Disney.
Cómo soñábamos ser una de esas princesas!; con sus amplios vestidos (que bien vendrían ahora para disimular el traste), sus peinados impecables (encima rubias y morochas naturales, ni una raíz, ni una cana), su piel de porcelana (ni exfoliándome una semana seguida lograría tenerla así).
Todas las historias se desarrollaban con el mismo  formato: etapa 1: la princesa sufre, es pobre y seguramente alguien la trata mal, etapa 2: conoce al príncipe que inmediatamente se enamora de ella y etapa 3: el príncipe valiente la rescata de todas sus desgracias y son felices por siempre.
Estas inmaculadas y vírgenes (por supuesto) muchachas, de repente ven su vida solucionada (y sus problemas económicos también) cuando el muchacho fornido, bello, galante y de delicados ademanes (hoy diríamos "rarito") la lleva a su castillo a comer perdices (yo prefiero un buen lomo a la pimienta).
Tan sólo con repasar las historias de Blancanieves, Cenicienta y La bella durmiente, podemos ver cómo desde chiquitas, ya empezábamos a ver la realidad distorsionada, gracias a estos cuentitos. Claro, éramos pequeñas, y no teníamos el análisis crítico de un adulto. Soñábamos con que nos pasara lo mismo. Teníamos la ilusión de que allí, en el mundo, había un príncipe valiente y muy pero muy azul para nosotras.
Pero, adentrémonos un poco en estas historias. Comencemos con Blancanieves. A ver... qué le pasaba a esta chica! Yo prefiero vivir amenazada de muerte por una reina mala onda y envidiosa que con SIETE enanos!.
Esta muchachita, no estaba bien de la cabeza!. A quién se le ocurre convivir con 7 hombres que laburan todo el día, en una casita de 2 x 2 y con un solo baño!. Encima, si hacemos una detenida observación de la película en cuestión, podemos apreciar que la casa siempre estaba llena de animales. Qué tufo que debe haber tenido! Para colmo, en medio del bosque! Supongo que tabletas de Fuyi no había, menos que menos Off o Raid. Qué calidad de vida es esa!. Dios mío, Blancanieves ¿en qué estabas pensando?. Y, seamos sinceros, era medio pelotuda. Venir a comerse una manzana que le ofrece una extraña!. Así y todo, ella vivía chocha.
Al final, viene el príncipe, le da un beso cuando la están velando (hay que tener ganas de besar un fiambre a ver si se despierta) y listo el pollo: se sube al caballo, manda a la mierda a los enanos (qué cabrona!) y se va a vivir con su chico por siempre feliz. Ahhhh...... 
Pero no nos detengamos, sigamos analizando, ahora a Cenicienta. Pobre mina, la verdad. la hacian limpiar todo el día (ese era su gran sufrimiento?). En este punto, cabe destacar que actualmente somos todas medio Cenicientas.
Hoy por ejemplo, vi el despliegue de "cenicientismo" a full. Me detuve unos segundos en las góndolas de los artículos de limpieza y  observé con qué felicidad, con qué afán, compramos chochas el jabón de lavar con los oxy no se qué, el último líquido para piso con olor a "espíritu jóven" (no sabía que el espíritu tenía olor! bueh, para curt cobain si, pero eso es otro cantar, valga la redudancia), el limpiador de cocina de pomelo, y la canastita del inodoro con forma de florcita (ja! como si al culo le importara). Es que en la actualidad todas nos hemos convertido un poco en Cenicientas, mucho laburo, limpiar la casa y poca joda. La diferencia es que esta pobre chica no contaba con los productos que hoy encontramos en cualquier supermarché. No, no, lo de ella era más artesanal: agua y jabón. 
Ahora, yo he fregado y fregado en mi casa, pero no se me aparece niguna hada madrina! (menos que menos el bombón de Mr Musculo). Por ahí no uso los productos adecuados. 
Otro tema que llama la atención es el calzado que utilizaba esta chica. Sólo le entraban a ella! Los habrá conseguido en Dr. Scholl? Hay que tener el pie muy deformado para que tus zapatos no los pueda usar nadie más!. Y así, gracias a un zapato de mierrrrda, el príncipe la rescata de su desgracia, se la lleva al castillo y comen perdices (otra vez las perdices. Por qué no una buena parrillada! o un lomo del Barloa)  
Por último, pero no menos pelotuda: la bella durmiente.... ah, esta es la más huevona de todas!. Decime vos! andar metiendo la mano donde no debe!. Qué se joda!. La tipa se la pasa apolillando durante años hasta que viene el príncipe, y bancándose el puma de la mina que durante décadas no se ha lavado los dientes, la besa y ¡pumba! se despierta, fresquita, peinadita, sin una sola lagaña y se va con él.
Yo me pregunto: si bien, hoy somos adultas y maduras (¿?) ¿por qué seguimos esperando al principe azul? Acaso queda un resabio de ese sueño inocente e infantil de que sólo un príncipe bleu nos puede rescatar de nuestras desgracias? Además, alguna vez ¿nos hemos planteado por qué las películas de Disney siempre terminan allí, justo cuando él se la lleva a su castillo?
He aquí la respuesta: porque nadie se come que el cuento de hadas continúa una vez que el bello muchacho y la delicada princesa inician su convivencia!. No, no ,no, a partir de ese momento deja de ser un cuentito de Disney, y la historia pasa a ser jurisidicción de los hermanos Cohen, de Alex de la Iglesia o de Woody Allen. Sólo directores de esa talla se animan a mostrar lo que realmente les pasa a la princesa y su galán.
Y es que esas historias, que empiezan, cuando el cuentito de hadas se termina, son el desafío.  Es ahí cuando a la hora de los bifes se debe dejar el vegetarianismo, no hay enanos, hada madrina, ni siquiera un puto gnomo que te ayude. Es allí, justo allí, donde la princesa y el príncipe, dejan de lado sus grados honoríficos y sólo les queda ser valientes.

4 ene 2010

Vamos a terapia

Si sos una de las pocas privilegiadas que ha asistido a una terapia de pareja con tu fiel compañero (y no hablo del perro) compartirás conmigo que es una experiencia inolvidable y devastadora.
Empecemos por la sala de espera. Yo me pregunto: no deberían tener habitaciones separadas en las cuales esperemos por separado? ¿Cómo estos brillantes terapeutas de pareja no se dan cuenta de que justamente porque estamos en guerra y no soportamos permanecer en el mismo espacio físico es que llegamos a ellos? Pareciera que les gusta jugar con el riesgo y el peligro de hacernos esperar en el mismo recinto hasta ser atendidos. Ojo, aqui hay que reconocer algo, no hay ni elementos contundentes ni cortantes, tan sólo un par de revistas y unos sillones. Seguramente alguna experiencia previa les hizo recapacitar sobre la desventaja de decorar esta bendita sala con lámparas, estatuillas, ceniceros o cualquier otro objeto que bien puede ser utilizada, como decimos los abogados, como un "arma impropia".
Allí, ya empezamos a calentar motores. Tenés al galán al lado, leyendo con toda impunidad un Rider Digest del año del pedo y fingiendo interés tan sólo para no levantar la vista. Encima, si son varios consultorios ves desfilar parejas desquiciadas como la tuya que entran odiándose y salen tranquilitos pero igual de odiosos. Entonces te preguntás: qué es lo que pasa allá adentro!. Cuando te empezás a cagar en las patas y te querés mandar a mudar aparece el terapeuta con cara de vaca mirando al infinito, con una tranquilidad que a esta altura sólo unos buenos alplax pueden lograr y nos invita a pasar. La tensión comienza a aumentar. Seguramente, dentro de su consultorio habrá varias sillas colocadas en forma de semicírculo; y pensás: la puta madre! y ahora a dónde me siento! Porque estos hijos de puta analizan incluso hasta dónde y cómo te sentás. Y con la misma parcimonia hace la pregunta clave: ¿cuál es la razón por la que han llegado hasta aquí? A ver.... pelotudo.... me estás cobrando 150 la hora.... adiviná! Con voz entre diplomática, tensa y de mosquita muerta le explicás que tienen problemas. Ja! qué novedad!.
Venís con mil cosas en la cabeza, por lo que lo dejás hablar a él primero, obvio, qué puede decir, si él tiene toda la culpa y yo soy perfecta. De hecho ni siquiera escuchas lo que dice, porque tenés tanto para decir que lo estás ordenando todo en tu cabeza para cuando llegue tu gran momento. Y justo cuando hace una pausa, y vos interpretás que es tu turno, empezás a deschabar todo lo que el galán no quiso decir. Como un toro embravecido te despachás sin pudor, mientras tu pareja te mira atónito y abre sus ojos y su boca a dimensiones insospechadas. A todo esto, al psicoboy no se le mueve un pelo che! Parece que no es nada nuevo lo que escucha.
Si la cosa está caldeada, el galán te empezará a refutar todos y cada uno de los hechos que relataste a los fines de salvar un poco de su dignidad y te trenzás en una discusión que sólo el terapeuta interrumpirá con algún comentario apaciguador.
A todo esto, sin que te des cuanta ya pasaron 40 minutos. Momento de la devolución por parte del "especialista". Es tal el agotamiento que a duras penas podés entender lo que dice, por lo que a esta altura confiás en que tu inconsciente tomará los datos necesarios y te los traerá a la memoria de alguna forma. Y de repente te encontrás concertando tres citas más, con el culo lleno de preguntas.
Llega el momento de la despedida. Qué cagada y ahora?.... salís con la mayor dignidad posible de allí mirando a las pobres parejas que con cara de ternero degollado esperan pacientes para ir al cadalso, abrís la puerta y después que te re puteaste con el otro durante una hora, una vocecita medio temerosa te pregunta: ¿nos tomamos un café? Continuará.....

No soy tu mamá

Hoy me levanté y me puse a pensar: ¿cuántas veces hemos sido madres? Y no me refiero al momento sublime del parto o de la adopción, no, nada que ver. Hablo de esos hijos que hemos guardado bajo nuestras alas cual gallina bataraza. Si, esos personajes llamados novios, amantes, maridos, amigovios, maridovios o como puta les digamos,
¡Qué ganas que tenemos de complicarnos la vida al divinísimo botón!
Estoy de acuerdo con el "pensamiento común" que sostiene que el mejor estado del hombre es en pareja. Es que cuando un hombre se encuentra solo, sufre cierto grado de desorientación (en fin hacen cagada tras cagada) y sólo el regreso al pecho materno logra paliar ese constante penar en el que se encuentran.
¿Será la crianza de los hombres la que produce esta suerte de inestabilidad infanto- emocional; esa que ninguna mujer que se digne de ser tal puede satisfacer?
Creo que cierta responsabilidad le cabe a las "santas" madres que los parieron y los criaron. Si Señor! Sería interesante adentarnos un poco más en la psicología de ese hijo de puta del Edipo! Cómo nos jodió la vida! Además, seamos sinceras... era un perverso. Para quienes no lo saben, este personaje, luego de matar al padre y vencer a la esfinge (quien le podría haber hecho preguntas más difíciles che!), es proclamado rey de Tebas y se casa con Yocasta (su madre). Cuando se entera que es la madre, se saca los ojos (yo que él me hubiera cortado las b....), pero bueno, él consideró que con eso alcanzaba. Y cuál es el final de la historia: su hija y hermana Antígona le guían por donde tiene que caminar; es decir, vuelve a depender de una mujer!
De ahí, Freud (otro enfermito) elabora y desarrolla el conflicto emocional de todo ser humano de sexo masculino llamado "complejo de Edipo". Ah! pero aquí viene su gran GRAN error: don Sigmund sostiene que el periodo de manifestación del complejo abarca, aproximadamente, los seis primeros años de vida del niño. JA! Se quedó unos 60 años corto! En fin, pareciera que desde que nacen (y sin ser protestante por la palabra que a continuación utilizaré) están predestinados a andar "edipicando" por todos lados: con la mamá, con las hermanas, con la abuela, con las novias, con la esposas y ex esposas. Se acurrucan como perritos mojados a nuestro lado, mostrando su lado más tierno y enervando nuestro instinto maternal.
Ahora bien, ya sabemos que solos, no saben qué hacer con su vida, es decir, están desorientados como un niño en primer día de clases; y por un impulso incosciente e institntivo buscan a su pareja. Y cuando la encuentran comienzan a desarrollar con suerte dos funciones, por desgracias conozco casos que desarrollan sólo la segunda.
La primera: la función de proveedores. ¿origen histórico?: la epoca de las cavernas, ¿origen sociológico? el reparto social de roles ¿origen psicológico?: la pelotudez humana.
La segunda: la función ficus. Qué significa desarrollar esta función? Se reduce a tres palabras: se ponen cómodos. Y digo cómodos en tooooodo sentido. Si, los hombres en pareja y más aún en una convivencia, sienten que han regresado al útero materno, ah.... por fin! Una vez allí desarrollan esta especie de "personalidad ficus". Una vez que terminaron toda su campaña de conquista, una vez que su chica es definitivamente suya, una vez que tienen a la mujer "atada", sus funciones vitales se reducen a la satisfacción de necesidades básicas. Este extraño complejo botánico, aún en investigación, se manifiesta de las más diversas maneras, basten como ejemplos, 1) el encantamiento producido por el televisor, más aún si se transmite un partido de futbol (desde un Boca River, Barcelona Real Madrid o las inferiores de Corea o la India, lo mismo dá); 2) el embrujo que produce la play station, ello sin descartar la importante observación de que el nivel de baba despedida por la boca es directamente proporcional a la modernidad del modelo del juego en cuestión. Y si hablamos de gravedad, no debemos olvidarnos de la famosa Nintendo Wii. Es el vivo ejemplo de lo que puede lograr una lobotomía virtual; 3) la aliencación de la notebook. Con este objeto, bastante útil debo reconocerlo, podemos ver cómo el amor de nuestra vida, ese galán otrora atento, con quien podíamos mantener un diálogo fluído y enriquecedor, de repente se convierte en una especie de Carlos II de España (por algo le decían el hechizado) quien sólo y a duras penas puede esbozar algunos monosílabos. 4) el cansancio del trabajo: gran enemigo gran. Pareciera (y propongo que algún científico lo investigue) que se cansan más que nosotras!. No importa cuántas horas trabajaron, siempre estarán igual de cansados. Pero es un cansancio selectivo: sólo se aplica para charlar, para ir al supermercado y para realizar alguna tarea en el hogar. ¿Y nosotras? CHOCHAS DE LA VIDA!!!! Si nacimos para "maternar" todo bicho que se nos cruza por delante! Nos encanta atenderlos, nos enternece cuando nos piden alguna "comidita" especial, hasta cuando no apartan su mirada de la TV y nos piden un vasito de cerveza. Ay mi amor por supuesto!. Si para eso estoy, para atenderte, para mimarte. Yo? cansada? No! Sólo laburé 10 horas seguidas, pero ya te lavo la camisita, ya te hago el pucherito que tanto te gusta, ya te plancho el pantaloncito, si, mi amor, además tengo rico olor, estoy toda depiladita y peinadita.
Aquí, en este punto, fundamental, es que todas la luces de alerta deberían prenderse! Por qué? Por una simple razón, las dinámicas de pareja sólo tardan un segundo en instaurarse y luego nos acarrean años y años apretando "delete" sin éxito. A tener cuidado entonces. Y cuando ese galán, semialienado, que no suelta el joystick ni para darte un abrazo cuando llegás hecha pelota de laburar como una negra todo el día, te pide con voz aniñada su cervecita.... ahí, justo ahí, aunque la culpa por el mandato femenino te corroa decile: "yo no soy tu mamá". Continuará......

27 dic 2009

Etapa Nº 1: La locura automática

Quizás fue la nota de Rodo Casado (www.mdzol.com "Asuntos de hombres") o la situación personal que estoy atravesando la que me lleva a volcar estas palabras. Dudé mucho, antes de comenzar a escribir estas líneas: qué decir, cómo empezar, cómo ordenar la ideas. Y al final he dejado mi cabeza divagar, a fin de que lo expresado sea sincero, sin el tirano tamiz de la razón.
Heme aquí, a los 33 años, medio separada, sin hijos, con una carrera por delante, dos perras, muchas frustraciones y pocas esperanzas, un sábado por la tarde, fumándome un cigarrillo, tomando gaseosa light (después de leer entenderán por qué) y pensando en las palabras de Rodo Casado.
Rodo, fija muy bien su postura, como hombre mayor (dudo que maduro) y solo. Nos muestra el razonamiento lineal y llano de todo hombre. Y esto me llevó a preguntarme: cuán compatibles pueden llegar a ser los hombres y las mujeres? Es que, con sinceridad, alguien sabe adónde está el límite entre el amor y la tolerancia. En qué momento pasamos de aceptar a aguantar? Así como los hombres tienen su mirada, bastante particular por cierto, de la separación, de los hijos que quedan con su madre, del dolor del fracaso; pues, nosotras también. Nosotras también sufrimos, quizás con un dejo de histrionismo y/o dramatismo que viene adherido en nuestro ADN, pero al final de cuentas….sufrimos. Si señor… y cómo! El proyecto se destruye para los dos, la culpa se siente por igual, el fracaso duele para ambos.
Pero, analicemos un poco el reposicionamiento de cada uno luego de los primeros meses de separación.
El hombre, parte, como un exiliado, victimizado por la circunstancia de tener que abandonar el nido mater….. uhum…. perdón, matrimonial. Oh…. Ya no tendrá quién se ocupe de su ropa, de su comida, de que se bañe, de que se levante… en fin, ya no estará adherido a la tierra y comenzará un viaje, quizás sin retorno, cual globo lleno de helio, a la deriva, con sus pies a dos metros de altura. Lo más seguro es que se refugiará en su trabajo, en sus amigos, en el fernet y el asadito de los viernes. Vivirá sus primeros meses añorando la vida que tuvo y que no pudo ser.
La mujer, quedará seguramente en la casa que fue de los dos (a no ser que sea tal el hartazgo que se mandó a mudar con lo puesto) y, según la causa de la separación, adoptará las siguientes posturas: si al flaco le sacó tarjeta roja por vago, por atorrante, por dejado y/o por insoportable, sentirá una furia irremediable; si lo echó porque tenía otra mina, sentirá una furia irremediable, si se separó porque se cansó de sentirse sola aún viviendo en pareja: sentirá una furia irremediable. Ya ves, todos los caminos parecen conducir a ROMA…. y así quedó Roma.
Si han tenido hijos, por supuesto que los niños quedarán con ella!!! Al revés pareciera ser biológicamente imposible. Tan sólo imaginemos un hombre que apenas puede hacerse cargo de sí mismo… qué pasaría con esos pobres niños. Si ganaba menos que el hombre, lo más seguro es que no pueda mantenerse sola, por lo que aquí empieza la batalla de la manutención o de la guita. Menos le alcanzará el dinero, si el tipo la dejó por otra mina…. deberá invertir horas y horas de culo-diván-terapia, para volver a sentirse “persona” y otras tantas para empezar a sentirse “mujer”. Y además, sincerémonos de una vez muchachas… tendrá sed de venganza. Vamos! Saquémonos las caretas! ¿Quién no se ha sentido mejor cuando sabe que el otro que nos lastimó está hecho pelota?.
Pasado el primer mes de separación, lo más seguro es que surgirán las primeras escaramuzas sexuales y la fugaz esperanza de que lo peor ya pasó. Ah.. no no no!!! A no dejarse engañar!. El tipo en un mes sigue siendo el mismo y encima está tratando de poner en orden su vida. Y es que las mujeres, siempre (y me juego en decir “SIEMPRE”) guardamos la esperanza de que el otro cambie. Particularmente soy una convencida de que las personas cambian…. pero he aquí el quid: CUANDO ELLAS QUIEREN. Y si el tipo, todavía ni siquiera entendió por qué lo rajaste….. podés hacerte vieja y chota…. y él aún no va a tener ganas de cambiar.
Otro tema complicado es si el "galán" aún no se llevó todas sus cosas de la casa. Dependiendo del nivel de furia, la mujer lo llamará para que las busque como una vil excusa para verlo, si está enojada le meterá toda su mugre en una bolsa de consorcio y se la mandará con un taxiflet y en los casos más agudos de ira, hará un pequeño ritual y una linda fogata con todas sus pertenencias. Pero eso si, miremos el lado positivo: tendrá más lugar en el placard.
Ahora bien: ¿a qué recurrimos las mujeres luego de una separación?: lloramos… lloramos…. y seguimos llorando. Nada más sano, aunque él te dijo cien veces que no lloraras. Ok, te paso un dato… ¿te has puesto a pensar por qué los hombres son más propensos a sufrir infartos? Te dejo la inquietud. Lo único que te digo es …. llora todo lo que se te dé la gana! Liberá tus emociones!. Si ya estás en esa etapa, no tengas miedo, no te vas a volver loca… y repetite una y mil veces “esto también pasará”.
Otra herramienta muy utilizada por nosotras son las amigas. Si, nada mejor que buscar gente del gremio, de esas amigas que inmediatamente se ponen la camiseta y comienzan a odiarlo a la par tuya. Qué gran empatía! Hasta tu vieja, quien sólo conocerá el 20% de lo que realmente pasó, pasará a formar parte de esta suerte de club de despechadas. Y no me vas a negar que ayuda y mucho! Las funciones de este club son sumamente variadas: llorar y odiar junto con la víctima, proveerla de toda la información posible acerca del canalla en cuestión: horarios, aspecto, parejas, estado financiero. Incluso, no dudarán un segundo en camuflarse de negro para salir de espionaje por la noche, en algún auto desconocido por el objetivo a perseguir, y hacer guardias frente a su nuevo domicilio llevando una especie de ficture de entradas y salidas de éste y de personas del sexo femenino. Ah! Cuánto mejor si vuelven con información jugosa. De esa que después podés usar en contra del malandra que te hizo sufrir. Asimismo, esta extraña agremiación se transformará por momentos en una especie de feria americana en la que se intercambian toda clase de cosas utiles para la circunstancia: teléfonos de brujas y terapeutas, direcciones de santerías y manochantas, libros de autoayuda y por supuesto el infaltable clonazepan. Gracias Señor, por los laboratorios médicos!
Otra que estará sumamente agradecida será la compañía de teléfonos, ya que su facturación y su ganancia mensual se verá triplicada gracias a tu desgracia. Y sí, venimos configuradas de ese modo. Las eternas llamadas a las “muchachas del gremio”, de esas que te hacen chorrear la oreja de tantas horas que te pasas hablando y los dos millones de sms para darte aliento y preguntarte cómo estás, dejarán a las empresas de telecomunicaciones con un superávit increíble.
Por supuesto a esta altura, que habrán pasado unos dos o tres meses, seguís con la terapia, tu traste creció a dimensiones insospechadas (gracias a esos heladitos y chocolates que hacen tan bien para el alma) y tenés los ojos con derrame de tanto estar en la computadora tratando de adivinar su clave de mail. Ese maldito mail, al que no hay forma de sacarle la clave. Después de tres meses, seguramente intentaste todas las combinaciones posibles, te bajaste todos los programas que te ofrecían en internet ( y por supuesto la pc se te llenó de virus), pero ninguno funcionó. Incluso te hiciste amiga de algunos hackers, pero ellos tampoco pudieron. La puta madre! Cómo hizo este infeliz, con cerebro de pollo, para poner una clave tan complicada. Entonces, pasas al plan B: el facebook. A lo mejor este pelotudo no puso nivel de seguridad y por lo menos puedo ver qué le escriben en el muro. Pero tampoco! No podés ni siquiera ver eso! Parece que el tipo hizo un curso en el Pentágono!. No hay forma de entrarle por ningún lado.
Entonces, asumiendo tu derrota, te das cuenta que es hora de frenar con la locura, con el enojo, con el despecho y con los helados!. Es hora de pensar un poquito en vos. Es hora de mirar para adentro, de parar la pelota y empezar a sentir, a asumir, a darte cuenta, y pasar a la fase Nº 2: la de la reflexión y la gaseosa light.
Continuará…..

Etapa Nº 2: Yo? Naaaaaa........

Hasta no hace poco la furia, la ira, el enojo y la desesperación, nos había invadido por completo. Y no era para menos! Ese tirano, vividor, vago y mal tipo nos dejó, llorando como locas, haciendo lo imposible por seguir adelante, tratando de todas formas de recuperarlo. Hasta que los kilos de más y el excesivo derroche de energía nos hicieron parar la pelota: entonces… comenzó el duelo. Y digo bien: duelo, porque duele... y mucho. Pero de todos modos ( y ya lo entenderás más adelante) se trata de un duelo a medias, una especie de duelo victimizado.
A todo esto, hemos llegado ya al punto de la deshidratación, y no es por los calorcitos de diciembre de este cruel veranito mendocino, sino por la cantidad de agua salada despedida por nuestros lagrimales. Si, esos llantos desgarradores, sobretodo, los que se producen luego de las 19 hs. Hora fatal, cuando empieza a irse don febo (diría Ricardito Mur). No hay “clona” que nos salve. Hablo de esos llantos que nos dejan los ojos como si descendiéramos de los Simpson y no del mono. Ese que nos deja la jeta como la de Piñón fijo. La puta madre! No se deshinchan ni con manzanilla, ni con hielo. Y con esa carita mi vida hay que salir al otro día a la calle, a jugar el rol de dama de hierro. O por lo menos en mi profesión funciona así.
Pero, como mujeres maduras y serenas que somos… JA!... trataremos de enfrentar esta etapa con el mayor estoicismo posible, con la mejor de las dignidades… aunque no la tengamos, ya que ese atorrante nos la quitó todita todita.
Llegado este punto, por suerte Telefónica dejó de llevarse la mitad de tu sueldo y el gremio numeroso de mujeres empáticas, perdió una gran cantidad de adeptas y solo quedan las de siempre, las de fierro, las del alma: o sea tu vieja y una o dos amigas. Las que realmente te bancan. El resto se puso de novia y se cambió de bando. Ya van a volver.
Tu traste siguió creciendo, ah… pero empezaste con la ensaladita y la gaseosa light, aunque no le aflojaste al chocolate. Seguiste con el terapeuta, que ahora que te ve un poquito mejor, no duda en hacerte meter los dedos en el ventilador. Que hijo de su madre, le pagás todas las semanas para que te diga que has sido una pelotuda.
En este tiempo también incursionaste en la literatura barata: te leíste todos los libros de autoayuda que encontraste, sobretodo los infaltables: “El camino de las lágrimas”, “Los hombres son de Marte, las mujeres son de Venus”, “Más Platón y menos Prozac”, “Amarse con los ojos abiertos”… entre otros. Y gastaste tu aguinaldo de diciembre en brujas y videntes.... pero al final ninguna te dijo lo que vos querías oir: que él iba a cambiar, que iba a volver a vos luego de hacerse una especie de lobotomía mágica y por fin iba a hacerte feliz.
Por supuesto que te enojaste con Dios y todo su staff. Pareciera que por allá arriba la burocracia es escandalosa, peor que la de la AFIP, o la de la DGR. Sentís que las respuestas no llegan. Que las señales no están.
En fin, iniciaste un camino sin retorno, interminable, duro, en búsqueda de respuestas, que por supuesto vas a encontrar, pero muuuuuucho más adelante. Y es en este punto que comenzamos a adentrarnos en la segunda etapa: la del yo no fui.
Es la etapa en la que la única explicación que podemos encontrar a nuestra triste situación es que ÉL y sólo ÉL se equivocó. Nos sentimos como unas pobres víctimas de ese cabrón (ojo, en algunos casos puede que sea así) En poco tiempo desarrollamos una gran habilidad, esto es, logramos hacer un perfil psicológico de sus actitudes, interpretamos minuciosamente cada una de sus palabras, de sus gestos hasta de sus silencios. De repente, como si un rayo de de luz nos hubiese partido la cabeza, la mirada se vuelve unidimensional: toda la culpa la tiene EL. Esa misma luz pareciera haber llenado nuestro cerebro de una gran sabiduría mezcla de zen y freudiana gracias a la cual hacemos una excelente interpretación de los que dijo, de lo que hizo, de lo que le pasó en la vida, de su comportamiento de los últimos tiempos y el cuento nos cierra con moño y todo: El tiene la culpa. Yo? Naaaaa……
Esta nueva interpretación de la realidad es fuertemente rebatida por tu terapeuta (otra vez este hijo de puta que me hace responsable de las cosas) y apoyada por las chicas del gremio. Ah! Cuánto más alentador! Por ahora, entonces, pareciera que tengo razón. Si las chicas lo dicen… Continuará….

Etapa Nº 3: Volvé!!!!

Hasta aquí, si has leído las dos publicaciones anteriores, pareciera ser que el dolor de la separación nos ha convertido en una especie de psicóticas con cierto grado de peligrosidad. Es que la ruptura fue tan desgarradora que de pronto nuestro sistema operativo sufrió un desajuste irreparable y ante los ojos de EL pareciera que sufrimos de algún trastorno bipolar. Por ahi al terapeuta se le escapó esa palabrita, pero no le he dado mucha bola.
Lo que sí, me llevó a pensar... será que el mensaje que emitimos los confunde? será que si en un minuto pasamos del "te extraño" al "te odiooooooo", los asusta? Será que luego que los rajamos de la casa, los llamamos para decirles que no podemos vivir sin ellos los desorienta? Pero cómo, si todo está muy claro!. De pronto nos hemos convertido en una especie de Dr. Jekyll y Mr Hyde y parecciera ser (ojo, no está científicamente comprobado) que eso los aleja más.  
Pero, cuando la etapa de la locura pasó, cuando ya le endilgamos todas las culpas y responsabilidades posibles a ese infeliz que "nos cagó la vida"... cuando llega la calma..... cuando frenamos en serio.... y nos acostamos a la noche de nuestro lado de la cama y del otro ahora duerme el perro... recién ahí.... en ese momento en que el clona está haciendo su efecto.... con los grillitos cantando.... con el vientito nocturno haciendo sonar el llamador de ángeles que colgamos en la ventana... con el silencio envolvente de la noche.... cuando el sueñito empieza a llegar y cerramos los ojos, medio dormitando..... ahi, justo en ese momento, caemos en la cuenta: ..... MIERRRRRDA, ME SEPARÉ!!!!
Nos erguimos como si hubiéramos visto un fantasma, el pecho se nos cierra, y largamos el primer llanto de realidad, ese que nos sale del pecho, de las entrañas. Mientras el perro sale cagando del susto, buscamos el celular y sin importar que son las dos de la mañana marcamos su número: VOLVÉ!!!! POR FAVOR VOLVÉ!!!!! Continuará.....

La llamada - 2 A.M.

Él: Hola..... hola? (con voz de marmota)
Ella: Hola (con voz finita y atragantada)
Él: Hola .....
Ella: ....... (cric cric cric.... silencio en la linea, sólo se escuchan los grillos)
Él: Son las dos de la mañana! Qué pasa?
Ella: Nada. Necesitaba hablar con vos.
Él: Pero ¿a esta hora?
Ella: Si. (un poco picuda se atreve a decir) ¿Cuál es el problema? ¿Estabas ocupado?
Él: No. Estaba durmiendo, mañana me levanto temprano
Ella: Es que necesitaba hablar con vos. (yo estoy hecha pelota y a él le preocupa que se tiene que levantar temprano)
Él: Bueno decime
Ella: Nada dejá (frase histérica a full)
Él: No, dale, decime
Ella: No, dejá, lo hablamos en otro momento. Seguí durmiendo. (que no cuelgue, que no cuelgue, que no cuelgue!!!)
Él: Pero si ya me despertaste. Decime. (más vale que hable esta pelotuda, encima que me despertó la voy a matar si no habla!)
Ella: (larga la primera frase fulminante) Es que ESTOY MUY MAAAAAAAAAL ! (llanto, llanto, respirada de mocos, llanto, llanto, llanto.....)
Él: (haciéndose el Jorge Bucay) ¿Por qué, qué te pasa? Contame
Ella: (infeliz!!!! cómo no lo vas a saber!!!! avivate!!!) Nada, estoy maaaaaal (más mocos)
Él: No me parece que tengamos que hablarlo por teléfono (me quiero ir a dormir!!!!)
Ella: Es que estoy muy maaaaaal (llanto desconsolado. Duración aproximada entre 6 y 12 minutos, mientras tanto él dormita al otro lado del teléfono)
Él: Bueno, pero ¿Qué te pasa? (por Dios que hable de una vez, tengo sueño y ya me meo!!!)
Ella: No puedo más!. (la segunda frase fulminante) Sos un hijo de pu (.... mocos.... llanto .....) taaaaaaaaaaa... (respiración entrecortada, alarga la "a" hasta quedarse sin aire).
Él: Bueno calmat.......
Ella: ME CAGASTE LA VIDAAAAAAAAAAAAAA (mientras más aumenta la angustia de ella, más se alargan las palabras y los pulsos telefónicos)
Él: Pero.... (esta mina está en pedo!!!) vos me dijiste que me fuera. Te acordás de eso? (por Dios cómo hago para calmar a esta loca asi me deja dormir)
Ella: ¿POR QUÉ ME HICISTE ESTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO?!!!!! (traducción no me banco estar sola)
Él: Pero......yo no hice nada.
Ah caramba, aquí ella se vuelve a acordar por qué lo sacó cagando. El flaco al largar esa frase no se da cuenta que se está jugando la propia integridad física.
Ella: (toma el coraje propio de la furia y cual valkiria endemoniada arremete) Ves? Te das cuenta? No te importa nada! No te hacés cargo de nada! Yo estoy hecha mierda y vos me decís que no hiciste nada!!!! No puedo más, no puedo más..... (llanto a lo Andrea del Boca. Esto lo tiene que enternecer carajo! Que por lo menos le de pena y me diga que me extraña).
Él: (la puta.... qué le digo para que se calme..... ya son las tres de la mañana! me quedan 3 horas y me tengo que levantar) Querés que nos juntemos mañana a hablar más tranquilos?
Ella: (ahhhhh..... por fin! entonces le sigo interesando. SI, SI y MIL VECES SI!!!) Mmmmmm.... no sé.
Él: Dale, yo te llamo mañana y nos juntamos. Querés?
Ella: (uy! ya va a cortar!!!) Mmmmm.... no sé, para qué querés que nos juntemos?
Él: (esta mina me está jodiendo!) Para hablar.
Ella: Y de qué vamos a hablar (Ja!. Picó)
Él: No sé, de esto.
Ella: Bueno, está bien. (mañana lo voy a ver!!!!, qué me voy a poner!!, me tengo que bañar!!! y sacarme los pelos de las piernas!!! uy! hace dos meses que no me depilo, parezco un oso, ya veo que pinta otra cosa! me voy a poner el perfume que le gusta, así cuando me huela siente melancolía.....)
Él: Bueno, está bien mañana te llamo (ufff, por fin voy a poder dormir.)
Ella: Bueno...... chau
Él: Chau.
Ella: Un beso
Él: Otro (me meooooooo)
Ella: Chaucito. (Ah.... todavía me quiere).
Él: Chau. (Ah.... me hecho un meo y a dormir por fin!)